Rompiendo esquemas para aprender matemáticas.

Métodos óptimos y apropiados para lograr aprendizajes significativos.

Históricamente las matemáticas tienen un valor incalculable, desde las primeras civilizaciones, se ha logrado tener una gran cantidad de información y leyes que son indispensables para las sociedades actuales.  El conocimiento permanece por cientos de años, al igual que los mismos métodos de enseñanza. 

Actualmente existen estudios sobre cuáles son los métodos óptimos y apropiados para lograr aprendizajes significativos en este campo del conocimiento.  Pero, ¿qué lleva al docente frente a grupo a no utilizarlos? ¿qué dificultades enfrenta durante su enseñanza?

Siempre se ha mencionado que las matemáticas se encuentran a nuestro alrededor, cerca de nosotros, que todo tiene una relación directa con ellas.  Desde el uso del reloj, el kilometraje del auto, el pago del camión urbano, en las compras de mercado, las porciones de comida, gastos en la tienda escolar, entre otras.  Por esa relación tan estrecha el niño tiene la posibilidad de construir su conocimiento fácilmente.

Lamentablemente, en este tiempo, esta relación se ha perdido, los niños ya no están en contacto con esta serie de actividades como en años anteriores, donde se enfrentaban a problemas como ir por las tortillas, pan, pagar su camión, etc.  Estas actividades siguen realizándose, pero con un intermediario entre ellos y el aprendizaje.

 Desde esta premisa, las matemáticas pasan a ser indispensables a cumplirse como una obligación o requisito para una calificación.

El desagrado por la materia ha ido en aumento, dejó de ser una herramienta de supervivencia para convertirse en un dolor de cabeza para los estudiantes.

Ante esta problemática, ¿qué podemos hacer los maestros de educación obligatoria, para enseñar pensamiento matemático?, la necesidad del ser humano de utilizar las matemáticas es aún imprescindible.

 

A través de mis años de experiencia he observado que la principal barrera a romper, es precisamente, lograr vencer el desagrado por la asignatura de las matemáticas.  Iniciemos por crear espacios y momentos de diversión, en donde se le invierta tiempo a las actividades lúdicas, y lograr poco a poco desarrollar afecto, querer aprender como una necesidad.  No brinquemos etapas de desarrollo, el cerebro puede lograr aprender memorizando procesos para una prueba trimestral, pero a la larga estos se van a olvidar, nuestro objetivo es un aprendizaje permanente, en donde poco a poco el estudiante construya sus habilidades matemáticas que le permitan crear y definir sus procesos. 

Para lograrlo debemos dejar de utilizar la evaluación como castigo o pago a su buen o mal desenvolvimiento.  La evaluación es para que tú, docente, te conviertas en el entrenador de la mente de tus alumnos, el instructor que les permita reconocer sus aciertos y sus errores como la oportunidad de construir y reconstruir sus habilidades de pensamiento. Estoy convencida de que mostrar el camino de la resolución de los problemas en matemáticas, te lleva a tí maestro, a terminar el programa, pero a cuántos niños dejas en ese camino.  Invirtamos nuestro tiempo frente a grupo en crear espacios donde el niño pueda saber qué está pensando y cómo lograrlo.  Que el pequeño sea consciente de la gran variedad de habilidades de pensamiento con que cuenta, las cuáles serán indispensables para seguir aprendiendo.

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